La bodega donde se ocultaron dieciseis personas al ocurrir la catástrofe


En esta bodega, el dueño de la casa fue hallado con la llave en la mano, yendo detrás de un esclavo, con dinero y objetos de valor. En la parte exterior está el patio, por donde se proponían huir.

Hasta puede verse el dolor retratado en el rostro de aquel hombre, al morir en aquel día terrible. No había entonces máquinas fotográficas para sacar su retrato, pero la Naturaleza encargóse de sustituirlas.

En las cenizas donde se amoldaron las facciones de aquella pobre gente, quedaron éstas como si hubieran sido fotografiadas; endureciéronse tanto las cenizas que las facciones se han conservado todos estos siglos, y cuando se descubrieron aquellos restos ocurriósele al arqueólogo Fiorelli una magnífica idea.

Quitó los huesos con cuidado, llenó los huecos que dejaban con escayola, y obtuvo de este modo una imagen perfecta de la figura que yació allí oculta a todos los ojos durante cerca de dos mil años. Y así, hoy existe la imagen de un hombre de piedra que muestra en su rostro las inequívocas señales de la agonía.

Ni el Vesubio, con toda su fuerza destructiva, ni todo el peso de la tierra durante tantos siglos introdujeron el menor cambio en los músculos del rostro de aquel cadáver; hoy yace allí como una estatua de piedra, para que todo el mundo pueda ver algo de-aquel terrible momento, en que desapareció una gran ciudad de la faz de la tierra. Junto a él vese la figura de un perro. Y aquí, y allí, junto a sus propias casas yacen imágenes de otros hombres y mujeres que existieron; pero forman tan sólo estatuas, que el mismo Miguel Ángel jamás hubiese logrado esculpir.

Después de cuanto precede, resultaría de escaso interés lo que el guía pueda mostrar al visitante, por notable que parezca. El viajero no puede menos que maravillarse al considerar la riqueza artística de la antigua Pompeya y su desolación actual; que haya podido preservarse, en gran parte, de aquella destrucción tan tremenda, y que, después de haber yacido sepultada por espacio de tantos siglos, haya podido aparecer de nuevo a la luz del día.