Esclavitud de los campesinos para evitar el éxodo


A la muerte de Fedor I, sucesor de Iván el Terrible, extinguióse la dinastía fundada por el escandinavo Rurik y asumió el trono un hombre de raza tártara, Boris Godunov, quien tornóse odioso a la posteridad por haber decretado la esclavitud de los campesinos. En efecto, en 1597 promulgóse un decreto por el cual se prohibía a los aldeanos o siervos salir de la tierra en donde hasta entonces habían vivido. El objeto de esta medida era valorizar las tierras, cosa que se consiguió a costa de la libertad de los trabajadores rurales. Los campesinos permanecieron en esa condición hasta el año 1861.

En 1613, después de la muerte de Godunov, la nobleza rusa eligió nuevo zar en la persona de Miguel Romanov, cuya dinastía iba a dirigir los destinos de Rusia hasta 1917.

Siguió un periodo de luchas civiles, durante el cual Rusia fue presa de sus enemigos. Los polacos sitiaron y tomaron a Moscú, siendo repelidos después de dos años. Los suecos también tuvieron desavenencias con los rusos, y el resultado fue prohibir a las embarcaciones rusas la navegación por el Báltico.

Durante el reinado de Miguel Romanov, extendido desde 1613 hasta 1645. comenzaron los conflictos entre el zar y los nobles, denominados en Rusia boyardos.

En las planicies del sur, entre los ríos Don y Dniéper, vivían diseminadas las tribus nómadas de los cosacos-Tratados con singular dureza por los reyes de Polonia, esos notables guerreros se acogieron a la protección de Rusia y pasaron a constituir como la guardia avanzada del Imperio contra los salteadores tártaros y turcos. Muchas veces los cosacos, que eran intrépidos jinetes y hábiles guerreros, invadieron e incendiaron importantes ciudades de Polonia.

En 1682 asumió el gobierno un bisnieto de Romanov, a quien la historia llamaría Pedro el Grande. Al subir al trono contaba apenas diecisiete años de edad, pero estaba dotado de un espíritu excepcional. Luego de ser coronado viajó por los países occidentales, a fin de verificar personalmente cómo vivían los habitantes de esas naciones, decidido a introducir en Rusia las costumbres que juzgase convenientes para su pueblo.