Cracovia, Poznan y Gdansk, viejas e históricas ciudades polacas


Cracovia, la antigua capital de Polonia, no fue tocada durante la primera Guerra Mundial, a pesar de que las tropas rusas estuvieron muy cerca de sus murallas; pero en la segunda conflagración fue saqueada, y su hermosa catedral gótica, San Estanislao, construida en 1359, completamente destruida por los bombardeos. Conservó el hermoso Castillo del Rey, la antigua Universidad, las curiosas y viejas puertas de la ciudad, las numerosas iglesias antiguas y algunas casas que vieron el nacimiento y las caídas de Polonia, sus horas tristes y sus días gloriosos.

Cracovia, a orillas del Vístula, es, en verdad, un lugar pintoresco, lleno de vida y de vividos colores. Algunos de sus edificios antiguos son de ladrillos rojos con tejados de color verde claro. La plaza del mercado está rodeada de viejos palacios y mansiones que tienen grandes arcos a la entrada y bellos jardines y patios. En ese mismo lugar, en un lejano ayer, los reyes de Polonia recibían el homenaje de sus súbditos.

Posen o Poznan es la capital de la que fue Polonia alemana. Era una rara y vieja ciudad de elevadas torres que hacían llamativo contraste con algunos de los edificios finiseculares. Poco es lo que quedó de ella después de la segunda Guerra Mundial, pues alemanes y rusos, bombardeándola desde el aire muchas veces, destruyeron un 75 % de sus edificios.

A seis kilómetros de la costa del mar Báltico, a orillas del río Mottlau, afluente del Vístula, se levanta la ciudad de Danzig o Gdansk, cuya fundación data del siglo x. La ciudad, amurallada hasta hace pocos años, ofrecía un aspecto interesante y típico, pues poseía los edificios más pintorescos de Europa, en una característica atmósfera medieval, y monumentos históricos como la iglesia de Santa Catalina, del siglo xii; la catedral, del siglo xiv, y el Mercado de Cambios, del siglo xv. Gdansk formó parte de la Liga Hanseática, fue ciudad libre en el siglo xv, luego perteneció a Polonia y a Prusia, volvió a ser ciudad libre desde 1919 hasta 1939, en que quedó incorporada a Alemania, y después de la segunda Guerra Mundial pasó a formar parte de Polonia. Durante la guerra sufrió terribles daños por los bombardeos aéreos, pues perdió el 80 % de sus edificios. En la parte histórica de la ciudad todos los edificios fueron total o parcialmente dañados, y se perdieron inestimables recuerdos.

Entre otras ciudades de Polonia conviene citar a Lodz, importante centro textil y nudo ferroviario que perteneció a Rusia; Katowice, centro minero e industrial de Galitzia; Breslau o Wroclaw, a orillas del río Oder, centro histórico, político y económico de Silesia, que perteneció a Austria y Prusia; Stettin o Szczecin, a orillas del Oder y cerca de su desembocadura, que es el más importante puerto del Báltico, con grandes astilleros, pujante industria y voluminoso comercio. Esta ciudad perteneció sucesivamente a Suecia, Brandeburgo y Prusia antes de ser polaca.