La palmera datilera, planta que hace posible la vida


Pero el gran alimento lo constituye el dátil, sin el cual casi no podría subsistir el árabe del desierto. En primavera, cuando la suave brisa lleva el polen de las flores masculinas a las femeninas, se celebra una alegre fiesta, conocida con el nombre de Casamiento de los dátiles.

No hay parte de la palmera que no tenga reconocida utilidad. De las flores se extrae una bebida agradable y si el fruto se avería antes de ser consumido se utiliza para preparar vinagre de dátil. De las hojas se sacan fibras, que sirven para fabricar cuerdas, abanicos, esteras y cestas, y de las delgadas ramas hacen los carpinteros, en las ciudades, sillas, cunas, jaulas y camas.

Un suceso hay en el desierto que produce siempre una impresión singularísima: es el acto de levantar el campamento, para emigrar a otro punto. Cuando es una gran tribu la que emigra, ya desde el día anterior se hacen los preparativos para que al rayar el alba del siguiente, pueda ponerse en movimiento para partir.

Levántanse las tiendas, se empaquetan cuidadosamente, y a los pocos minutos una gran extensión de terreno aparece cubierta de camellos, de ganado, de caballos y hombres.