El advenimiento al trono de Carlomagno, rey héroe de Francia


Después de una larga serie de reyes inactivos, surgió un hombre fuerte, que resistió a un gran ejército invasor de fieros sarracenos que luchaban por la propagación de su propia religión, que era la de Mahoma. Al invadir a Francia, fueron derrotados en la batalla de Poitiers, por Carlos, jefe de los francos; de tal manera éste combatió, destrozando enemigos a diestra y siniestra, durante todo un largo día de otoño, con su pesado martillo o maza de combate, que su gente le llamó Carlos Martel, o sea Carlos el del martillo. Su nieto, Carlomagno, o Carlos el Grande, uno de los héroes de Francia, cuidó mucho de dictar buenas leyes y de gobernar bien su reino, fomentando al propio tiempo la instrucción y el estudio, con la ayuda de un sabio y bondadoso monje inglés, llamado Alcuino. Contribuyó mucho al mejoramiento del comercio y, mediante el establecimiento de las ferias, puso en relación a su gente, dándole ocasión para conocerse unos a otros y para desvanecer antipatías y necios prejuicios que atentaban contra la unidad del país.

Cediendo Carlomagno a la ambición que lo devoraba de fundar un extenso imperio, pasó toda su vida ocupado en reunir bajo su cetro a los diferentes estados de Francia, en someter a las tribus salvajes de más allá de las fronteras y en pelear con los moros de España; a su muerte, su reino era en extensión más del doble del que había heredado.