El imanato de Yemen, heredero moderno del bíblico reino de Saba


En la región montañosa del sudoeste de Arabia, se halla enclavado el que fuera llamado, en tiempos bíblicos, reino de Saba. Es una de las naciones más antiguas del mundo, antaño famosa por sus riquezas en oro y piedras preciosas, a las que hoy se agrega la no menos valiosa del oro negro: el codiciado petróleo que tanto influjo ejerce en la economía y en la política mundial.

El reino de Yemen se unió en federación con los Estados de Egipto y Siria, en 1958, constituyendo los Estados Unidos Árabes, la sede de cuyo Consejo Federal se instaló en Hodeida, el mayor puerto yemenita sobre el mar Rojo. Siria abandonó la federación tres años después.

Casi cinco millones de habitantes pueblan el país, cuyo soberano reina con el título de Imán. Los recursos naturales del territorio son suficientes, en la mayor parte de sus variedades, para proveer al sustento de los yemenitas: la meseta del Jebel, una de las regiones más fértiles de la península arábiga, se halla dentro de los límites del Yemen; allí cultívase el café, artículo de excepcional calidad que es exportado a casi todos los países árabes y algunos europeos. La recolección de dátiles, para consumo interno y para la exportación, es también una actividad muy provechosa. Asimismo, Yemen exporta cueros, piedras preciosas, carbón de leña y sésamo.

La explotación del petróleo corre por cuenta de compañías del grupo estadounidense, que cuentan con concesiones amplias; buena parte de los recursos fiscales de Yemen provienen de la industria petrolera.

La capital, Sana, se halla emplazada en una de las regiones más altas del país; la ciudad de Taiz suele ser también sede gubernamental. Otras poblaciones importantes son el citado puerto de Hodeida, y otros como Moka y Loheiya.