Cómo los victoriosos estados de los balcanes disputaron entre sí


Los más grandes estados europeos no estaban preparados para ver la expulsión de los turcos, pues no ignoraban que serias contiendas sobrevendrían acerca de la posesión de Constantinopla, que muchos de ellos aspiraban a tener, y por consiguiente ejercieron presión para que se hiciera la paz. Ésta fue firmada el 30 de mayo de 1913; pero, con posterioridad, los aliados de los Balcanes riñeron entre sí acerca de cómo se dividiría el territorio tomado. Pronto se rompieron las hostilidades entre Bulgaria y los otros tres aliados ayudados por Rumania, que tenía una vieja diferencia que saldar con aquélla.

Mientras peleaban, Turquía se apoderó de algunas de las tierras que había perdido, pero cuando al fin se hizo la paz, el Imperio Turco había perdido ya unas cuatro quintas partes de su territorio europeo, el cual había sido dividido entre Grecia, Servia, Montenegro y Bulgaria. Además Albania se convirtió en un Estado bajo el mando de un príncipe alemán. Desde entonces Turquía resultaba poco importante en Europa, excepto porque controlaba estratégicamente la entrada del mar Negro.

Cuando el heredero del trono de Austria-Hungría, el archiduque Francisco Fernando, y su esposa fueron asesinados en Sarajevo, Bosnia, en junio de 1914, estalló de nuevo la guerra en los estados balcánicos.

Montenegro y Servia se unieron a los aliados inmediatamente, y ambos países se vieron bien pronto invadidos por los ejércitos de las potencias centrales. Servia quedó casi totalmente destruida, territorio y pueblo. Bulgaria y Turquía resolvieron unirse a las potencias centrales. Los ejércitos y las armadas navales de los aliados trataron sin éxito de apoderarse de Constantinopla; las tropas turcas, al mando de oficiales alemanes, pelearon bien y rechazaron los ataques.