La sombra de un imperio que causó disturbios durante mil años


Dentro de los 200 años posteriores a la muerte de Carlomagno hubo también grandes cambios en las fronteras orientales, pues los fieros húngaros, de una raza completamente diferente de la de las familias alemanas, sembraron el terror por el país, se establecieron más tarde en él y formaron parte del Imperio, aunque se mantuvieron tan independientes como los demás estados.

El Sacro Imperio Romano fue bastante fuerte para impedir durante mil años que los reyes germanos, distraídos por la siempre tentadora visión de un poder al otro lado de los Alpes, dedicaran sus mejores esfuerzos a procurar el bienestar de su propio país. Sus vasallos italianos los odiaban, y las disputas que se suscitaban entre los emperadores y los papas eran tan constantes, tan violentas y tan intrincadas que, a medida que pasaban los años, se hacía cada vez más difícil un justo arreglo.

Veamos cómo trató uno de los más poderosos papas a uno de los más débiles emperadores. El sacerdote Hildebrando se había hecho tan popular, trabajando con toda su fuerza para corregir las corruptelas. de la Iglesia y para hacer a ésta fuerte y pura, que el pueblo de Roma se precipitó en la catedral durante los funerales del papa que acababa de morir, gritando: “¡San Pedro quiere que Hildebrando sea papa!”