El reinado de Isabel II, los estragos de la guerra carlista y la primera república


Efectuada la proclamación de Isabel II -que contaba entonces sólo tres años de edad- bajo la regencia de su madre, la reina viuda doña María Cristina, levantáronse inmediatamente en armas los partidarios de don Carlos y lo proclamaron rey absoluto; la reina regente envió entonces fuerzas para reprimir el alzamiento, pero como poco a poco crecía el número de partidarios carlistas, permitió la entrada en el gabinete a los liberales, tratando así de ganar este apoyo para el trono. Desgraciadamente, esto no impidió que se registraran horribles matanzas de frailes e incendios de conventos en toda España, durante el verano de 1835. Al año siguiente se vio obligada la reina regente a restablecer la vigencia de la Constitución de 1812, pero la guerra civil continuó todavía dos años.

La mayoridad de Isabel se proclamó cuando apenas había cumplido los trece años, y a partir de entonces se sucedieron vertiginosamente los ministerios moderados, siempre en medio de tumultos internos; en 1859 se inició la campaña africana que dio por resultado la conquista de Marruecos.

En 1868 Isabel II fue arrojada del trono por una revolución que estalló en Cádiz, en los buques de la armada, y a la que se plegaron las tropas del ejército, con excepción de las metropolitanas; pero la batalla en que ambas partes se trabaron en Alcolea dio el triunfo a los revolucionarios. La reina, que veraneaba en San Sebastián, huyó a Francia.

El gobierno provisional se constituyó en Madrid, presidido por el duque de la Torre e integrado por el general Prim, el almirante Topete y otros. Una constitución que establecía la monarquía democrática fue promulgada en 1869, y el duque de Aosta, Amadeo de Saboya, fue proclamado rey. Llegó a España a tiempo que el general Prim caía asesinado. Efímera fue la duración de este reinado: Amadeo I abdicó y se proclamó la república, que tampoco logró establecer el orden ni dominar la guerra carlista. Se sucedieron en el gobierno republicano Mariano Figueras, Pi y Margall, Nicolás Salmerón y, por fin, Emilio Castelar, hasta que en enero de 1874 un golpe de Estado del general Pavía disolvió la asamblea constituyente. El general Serrano asumió la presidencia de la república, y pocos meses después (diciembre de 1874) el general Martínez Campos proclamaba rey de España a don Alfonso XII, en los campos de Sagunto.