La guerra se extiende hacia el este: terror en los Balcanes

Italia había invadido a Albania en mayo de 1939, y este país le sirvió de base para atacar en octubre de 1940 a Grecia. Las operaciones militares, que fueran inicialmente un éxito, se convirtieron en un fracaso. Los griegos, ayudados por lo irregular del terreno, pudieron hacer frente a las tropas de Mussolini y, después de contenerlas, las obligaron a retroceder más allá de los límites de Albania. En esos momentos Alemania prestó ayuda a su aliada, y pronto los griegos, a pesar de la ayuda británica, fueron derrotados y su territorio invadido.

Los Balcanes siempre fueron un punto neurálgico en Europa, y los alemanes concibieron el propósito de ocupar esos países. Así quedarían guardadas sus espaldas de todo ataque aliado por el Oriente, controlado por Gran Bretaña. La primera presa fue Yugoslavia, invadida el 6 de abril de 1941. A pesar de la heroica resistencia de este pequeño país, bastaron a los alemanes dos días para desorganizar sus tropas. Además, como las poblaciones eran racial y religiosamente distintas, aquellos sembraron la intriga y consiguieron crear un descontento que favoreció sus planes. Bulgaria y Hungría, ya unidas al Eje, cooperaron en esta lucha. Como en estos países había grandes grupos comunistas, los alemanes cooperaron con los gobiernos satélites para lograr cuanto antes su exterminio.

Sin embargo, guerreros por excelencia, estos pueblos no se entregaron mansamente. Organizaron la guerra de guerrillas, que tan buenos resultados daría después en Rusia. Así, dentro mismo de las zonas ocupadas, grupos de patriotas armados atacaban las comunicaciones y sembraban el temor y la desorganización. Estos guerrilleros cumplían una tarea heroica, pues como no eran soldados regulares, cuando eran capturados se los fusilaba en el acto.

La conquista de Grecia fue el trampolín para atacar la isla de Creta, base británica en el Mediterráneo. Creta era fundamental para defender a Suez, y los alemanes emprendieron su conquista por el aire, valiéndose de tropas paracaidistas, que saltando de los aviones ocuparon los lugares estratégicos. La lucha fue enconada; después de varias semanas, el ejército británico se retiró por mar, completamente derrotado por la abrumadora superioridad aérea del enemigo. El Mediterráneo, salvo sus dos puertas -Gibraltar y Suez-, estaba bajo el control del Eje.