Entre los grandes ríos de la India, el Ganges es reverenciado


Las aldeas se ocultan a las miradas bajo los encantadores bosquecillos de mangos. Los aldeanos se reúnen a la sombra del majestuoso pipal, y en todas partes los árboles frutales ofrecen al hombre su riqueza, especialmente el baniano, con sus múltiples raíces al aire: si se fijan en el suelo pueden hacer que nazca todo un bosque. Los hay que con su ramaje cubren más de 1.500 troncos y ocupan la extensión de una aldea.

Los tres grandes ríos de esta llanura son el Indo, el Ganges y el Brahmaputra, que tienen sus vertientes en el Himalaya y, después de atravesar toda la región septentrional, desembocan en el mar Arábigo el primero, y en el golfo de Bengala los otros dos, formando un gran delta. El Indo arrastra gran cantidad de limo, que eleva su lecho y lo hace desbordar fácilmente, lo que provoca peligrosas inundaciones. Al desembocar forma el gran delta de Karachi. En el oriente de la llanura indiana el río más importante es el Ganges, pues a él van a parar todas las demás corrientes de agua de la región; nace en el centro del Himalaya, en un ventisquero cuyo nombre es Gaimukh, “la boca de vaca”; majestuoso corre hacia Oriente, lame los muros de la ciudad santa de Benarés, adonde los indios acuden en todas las épocas del año en demanda de sus aguas. En ellas bañan sus cuerpos para borrar sus pecados y de ellas beben para curar sus enfermedades. Unos 500 kilómetros antes de su desembocadura, la pendiente se hace casi insensible, la corriente pierde velocidad y el cauce se divide en varios ramales, algunos navegables. Cuanto más se acerca al mar, más se subdivide, y millares de canales corren casi ocultos en medio de masas de limo y vegetales. En estos terrenos pantanosos y fértiles la flora alcanza una magnificencia sin igual en el resto de la India. Sin embargo, el hombre apenas puede gozarla; las fieras, las serpientes y les fiebres hacen casi imposible la permanencia del hombre en esos parajes.

La península meridional o Decán -esta palabra significa mediodía- es asiento de masas montañosas. Los montes Vindya cortan prácticamente a la India en dos, y son el límite natural por el Norte, del Decán. A partir de ellos se desprenden dos cadenas de montañas, los Gates occidentales y los Gates orientales, que respectivamente siguen a lo largo de la costa del mar Arábigo y del golfo de Bengala, casi hasta el extremo de la península. En una palabra, estas tres montañas, que parecen los lados de un triángulo, encierran una meseta que presenta un nuevo paisaje índico. La montaña aparece cubierta de bosques, que contrastan en algunas partes con tierras labrantías. Hermosas acacias, nogales, tamarindos, bambúes y, en el Sur, los árboles de sándalo, son característicos de la meseta. En la costa, tanto del mar Arábigo como del golfo de Bengala, se encuentran antiquísimos puertos; muchos de ellos fueron factorías en las primeras conquistas de los europeos. Las costas de Malabar, Coromandel y Golconda tienen los mayores registros anuales de lluvias de la India.