Las viejas instituciones y recursos del joven estado de Israel


Israel ocupa una extensión de más de veinte mil kilómetros cuadrados, habitados por casi dos millones de personas, de las cuales un millón ochocientas mil son judíos, y el resto, musulmanes y cristianos; las lenguas oficiales son el hebreo y el árabe.

La enseña nacional es blanca con dos barras horizontales azul pálido, y la estrella de seis puntas, de David, también de ese color, en el centro.

Los israelitas decidieron que sus leyes fundamentales sobrevengan por evolución; en consecuencia, no reunieron una asamblea que dictara una constitución; en cambio, el parlamento nacional, llamado Knesset, unicameral, sancionó varias leyes fundamentales en materias específicas, tales como la ley de nacionalidad, la de organización de poderes públicos, la de educación, la de los derechos de la mujer, la del retorno, relativa esta última al ingreso de judíos de todo el orbe a la “tierra prometida”, meta soñada durante tantos siglos, y otras de similar trascendencia para la nueva nación.

El presidente del Estado es la cabeza del Poder Ejecutivo, elegido por el Knesset por mayoría simple, y por cinco años.

Muy diferentes ámbitos, pese a la reducida extensión, podemos encontrar en el territorio del Estado de Israel, enmarcado al Norte por la frontera con las repúblicas del Líbano y de Siria; al Oeste por el mar Mediterráneo y la frontera con Egipto; al Sur por la misma línea fronteriza y un pequeño sector del golfo de Akaba; al Este por Jordania y Siria. El país tiene la forma de una cuña que separa los dos grandes bloques del mundo árabe, el africano y el asiático, y esta posición geográfica es la que ha provocado la mayor parte de los disturbios que han conmovido la existencia del novísimo Estado judío.

Asimismo, y esto desde los más remotos tiempos, ese territorio ha sido como un puente de naciones, paso obligado ceñido por áridos desiertos, y por lo tanto de una importancia estratégica que no ha disminuido en la edad contemporánea; antes bien, ha aumentado desde que se comenzaron a explotar las riquezas petrolíferas en los territorios de Irak, Irán y Arabia Saudita.

El territorio de Israel incluye más de las tres cuartas partes de las tierras santas de Palestina, dedicadas en buena proporción al cultivo de los citrus; esta área es la de los pequeños valles interiores y los llanos costeros.

La región de Galilea está predominantemente ocupada por los cultivos agrícolas, especialmente en la zona occidental; la viticultura y la fruticultura se desarrollan en el sector oriental.

Los centros industriales se agrupan en torno a dos o tres puntos: las ciudades de Haifa, Tel Aviv y sus suburbios y, en menor escala, Natanya y Jerusalén. Haifa es asimismo el principal de los puertos israelíes, de importancia mucho mayor que Jaffa o Tel Aviv; en la pequeña costa sobre el golfo de Akaba, se construyó un nuevo puerto en Elath, punto de partida del paso hacia el mar Rojo y el océano índico. El aeropuerto principal hállase instalado a corta distancia de Tel Aviv; es el de Lod; otros aeropuertos, construidos con propósitos militares, hállanse en Haifa y Elath.

El Negeb es lugar rico en cobre, fosfato, manganeso, mica, barita y, un poco menos, en hierro; créese con fundamento en la existencia de capas petrolíferas.

En la región vecina al mar Muerto hay potasio, bromo y magnesio.

Las ciudades más pobladas son Tel Aviv, Jaffa, Haifa y Jerusalén, en ese orden; Tel Aviv y Jaffa han sido unidas y forman una sola urbe.