Cómo la nueva denominación sustituyó a la tradicional


Durante la Conferencia Imperial de 1926, se definió a los Dominios como "Comunidades autónomas dentro del Imperio Británico, iguales en condición, nunca subordinada una de ellas a otra u otras, en ningún aspecto de sus asuntos domésticos ni internacionales; unidas todas por la común adhesión y fidelidad a la Corona, y libremente asociadas como miembros de la Comunidad Británica de Naciones, pero cada cual dueña de su propio destino."

Después de la conferencia citada fue cuando la expresión Commonwealth Británico, dada al régimen de relaciones entre la Gran Bretaña y sus antiguos dominios, comenzó a desplazar oficialmente a la denominación tradicional de Imperio Británico. Al mismo tiempo fue progresivamente dejada de lado la calificación de dominio aplicada a aquellos territorios con gobiernos propios, como Canadá, Australia, etc. Con ello demostraba una vez más Gran Bretaña sus facultades de adaptación a la evolución de los tiempos, y lograba salvar su imperio ultramarino de la desintegración que pudo haber sobrevenido en caso de intentar mantener rígidamente el viejo molde colonialista de su dominación. La flexibilidad del sistema que caracteriza a la Comunidad Británica de Naciones es tal, que permite, por ejemplo, la perfecta convivencia de repúblicas avanzadamente democráticas, como Pakistán y la Unión India, junto a monarquías constitucionales ultraconservadoras como las del Reino Unido y Canadá. Las dos últimas guerras mundiales ejercieron poderosa influencia en las transformaciones experimentadas por los dominios británicos, al acelerar, con la introducción de las corrientes ideológicas que las provocaron, las aspiraciones a la propia soberanía que desde antaño sustentaban países como la India y Sudán, antiguo condominio anglo-egipcio. Aquélla se organizó como república federal autónoma en 1950, pero permaneció como integrante voluntario de la Comunidad; Sudán declaró su independencia en 1956, y se segregó de la organización común. El antiguo Estado Libre de Irlanda, llamado Eire, se separó del Commonwealth en 1949 y trocó su denominación oficial por la actual de República de Irlanda. Idéntico temperamento adoptaron otros pueblos, como la Unión Sudafricana, que resolvió hacerlo en 1961.