Fin de la guerra y asesinato del presidente Abraham Lincoln


Dejamos al ejército del Potomac, al mando de Grant, sitiando a Petersburg, durante los últimos meses de 1864. Para contrarrestar la invasión, envió Lee al general Early al valle del Shenandoah, para que amenazara a Washington, y, en efecto, no tardaba Early en presentarse a la vista de la capital; Grant, entonces, envió para oponerse a Early al renombrado general Sheridan, que pronto arrojó del valle a su adversario.

No quedaba, pues, más que el ejército de Lee, que sólo contaba la mitad del número de sus contrarios, aparte de carecer de víveres y vestuario. Era evidente que no podía prolongarse mucho la defensa de Richmond, y, en efecto, cayó por fin, después de una resistencia heroica. Falto en absoluto de víveres, rendíase Lee en Appomattox, el 9 de abril de 1865, con 28.000 hombres (que eran todos los que le quedaban), y el 26 capitulaba Johnston. El 10 de mayo caía prisionero el presidente Jefferson Davis.

Cuando llegó a Washington la noticia de la rendición de Lee, un fanático, llamado Juan Wilkes Booth, asesinó, de un pistoletazo, a Lincoln, en el teatro de Ford, y la misma noche se frustraba un atentado contra Guillermo Seward, secretario de Estado.

Rendidos los soldados de Lee y de Johnston, se les permitió regresar a sus casas, donde sólo pensaron en reconstruir lo destruido; muchos que habían sido ricos se encontraron en la mayor pobreza; el porvenir se mostraba muy sombrío; la mayoría de los negros, declarados libres, se vieron entonces privados de trabajo, por lo cual invadieron las ciudades en busca de ocupación, sin hallarla.