El plan del general Grant y el bloqueo de los puertos sureños


Mal cariz presentaba al comenzar el año 1864 la causa de los separatistas. Habíanse rendido 30.000 hombres en Vicksburg, no habían podido ser reemplazados los veteranos caídos en Gettysburg, y apenas si quedaban en el Sur hombres aptos para tomar las armas; había en gran número enfermos y heridos; escaseaban el vestuario y los víveres, pero aun así luchóse desesperadamente durante dos años más.

El gobierno federal, renunciando a la división de los ejércitos -uno el del Este y otro el del Oeste-, que seguían las instrucciones emanadas de Washington, confió el mando de todas las fuerzas al general Ulises S. Grant.

El plan del ilustre vencedor de Vicksburg era sencillo: había que aniquilar las defensas de Richmond, en el Este, mientras el general Sherman, en el Oeste, debía por su parte derrotar al general Johnston.

El bloqueo de los puertos del Sur era ahora riguroso. En agosto, el almirante Farragut se apoderaba de Mobile, y en enero siguiente caía también en sus manos Charleston.

Reinaba la mayor miseria en los Estados de la Confederación; la carestía era horrible, y, sin embargo, nadie dudaba de la victoria final.

A principios de mayo, avanzaba Grant al frente de 100.000 hombres contra Lee, que sólo contaba con 65.000; riñóse sangrienta batalla en la región de Virginia del Norte llamada el Yermo, y aunque Grant tuvo 18.000 bajas no consiguió hacer retroceder a Lee (día 5). Porfió, sin embargo, y el 8 se reanudaba la pelea atacando los federales a los sudistas en sus trincheras de la granja de Spottsylvania. Diez días duró la batalla, y tampoco pudieron avanzar los federales.

Entonces Grant trató de flanquear a Lee, atacándolo por la izquierda, en la orilla norte del río Anna, pero se estrelló de nuevo ante la resistencia de los confederados. Renovóse la lucha, cada vez más encarnizada; al cabo de cinco semanas había perdido Grant 60.000 hombres, número igual al del ejército de Lee. Las bajas de éste fueron mucho menores, pero aun así no había ya hombres en la Confederación para reparar los huecos de las filas. Grant, sin embargo, se dio por satisfecho. Renunció a romper la línea de Lee y, marchando hacia el sur de Richmond, sitió a Petersburg, ante la cual se dispuso a invernar, después de haber cortado a Lee la comunicación con Carolina del Norte, que era de donde entonces le enviaban los víveres.