Logra Napoleón escapar de la isla, su derrota en Waterloo


Un año después, mientras las potencias europeas se hallaban todavía atareadas en restaurar el mapa de Europa que tan profundamente había alterado Napoleón con sus conquistas, oyeron, recelosas, la noticia de que el Gran Corso había escapado de Elba y se dirigía a París. Los soldados enviados para hacerlo prisionero quedaron subyugados por el brillo del antiguo poder mágico de su nombre y su presencia. Napoleón cruzó Francia como conquistador, y cincuenta días después de haber llegado a París, había reunido ya un ejército. Fue ésta la campaña más corta que se cuenta en la historia, la más corta que dirigió este hombre de marchas rápidas, de viva determinación, de acción instantánea. Cien días duró el asombro; la batalla de Waterloo había, por fin, ganado la paz de Europa. Ingleses y alemanes, a las órdenes de Wellington y de Blücher, fueron los vencedores; el poder de Napoleón quedó derrotado para siempre.

Temieron las potencias por la estancia de Napoleón en cualquier punto de Europa, por lo cual fue llevado a la solitaria, isla de Santa Elena, en medio del Atlántico, punto casi imperceptible en el mapa, en donde murió seis años después. Posteriormente fueron trasladadas sus cenizas a París para descansar entre el pueblo francés, a quien tanto amó.