El río que, con el tiempo, ha hecho retroceder los límites del mar


El golfo Pérsico carece de fuertes corrientes que, como el Mediterráneo, puedan arrastrar los sedimentos depositados por las aguas de los ríos en la desembocadura de éstos. Así, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, estos sedimentos de acarreo fluvial han ido levantando el suelo del golfo, modificando la playa y haciendo retroceder las aguas. Los sabios han calculado cuánto tarda en formarse cada kilómetro de esa nueva playa y, midiendo después su longitud, han llegado a saber la edad de las ciudades que fueron puertos de mar cuando se edificaron, pero cuyo emplazamiento corresponde hoy a lugares del interior que se hallan a muchos kilómetros de la costa. A esta parte baja de Mesopotamia, donde vienen a unirse los dos ríos, se la ha llamado Caldea, especialmente en la Biblia; y sus nombres más antiguos son Tierra de Sumer y Acad. Los sumerios y los acadios, pueblos que, según se cree, procedían de las alturas que circundan la vasta llanura, hicieron de ésta un país muy fértil mediante un buen sistema de cultivo, de saneamiento y de riegos, y así en ella pudieron cosecharse granos, dátiles e higos, y criarse numerosos rebaños con sus ricos pastos. Aquellos antiguos pueblos gustaban mucho de edificar templos, como lo atestiguan los muros de ladrillo, pórticos, columnas, lápidas y demás restos hallados en las ruinas de las antiguas ciudades de Ur, Shirpurla, Erek y otras.