Descubrimiento de las losetas que refieren la historia antigua en sus primeros períodos


Características del pueblo asirio, tal como lo muestra la historia, fueron la inclinación guerrera y el valor osado. Descuidaron la agricultura y el comercio, y pusieron gran empeño en las guerras y conquistas, tal vez en parte ante los continuos ataques de las poderosas naciones que los rodeaban.

Ya por los tiempos de Hammurabi habían entablado fieras luchas con los elamitas y sus vecinos septentrionales, los coseos, cuyo poder perduró en Babilonia algún tiempo después de la gran división de los dos reinos. Ya hemos visto en otro lugar cómo extendieron los reyes de Egipto su poder a través del istmo de Suez y sobre los estados situados entre ellos y los grandes reinos del valle del Eufrates y Tigris. Amenofis III hizo que aquellos estados le pagasen tributo, y su mayor deleite era cazar leones en territorios de dichos países.

Casó con una mujer de Asia occidental, la cual ejerció tal influencia en el ánimo de su hijo acerca de la religión de su país, que le hizo abandonar el antiguo culto egipcio y levantar una ciudad nueva, a orillas del Nilo, y en ella un templo dedicado al Sol. En las ruinas de esta ciudad se descubrieron las tabletas o losetas famosas de Tel-el-Amarna, escritas con tipos cuneiformes, las cuales nos han descubierto todo un capítulo rebosante de vida, donde se narra la interesante historia, hasta entonces desconocida, de las relaciones que existieron entre los reyes de Egipto y los del Asia occidental, en el siglo xv, antes de Jesucristo. En algunas de ellas se lee que los gobernadores egipcios de las provincias asiáticas pedían ayuda contra las rebeliones y reclamaban víveres; otras consignan propuestas de enlace matrimonial de princesas reales, hechas con la debida ceremonia y seguidas de larga discusión acerca de la dote y los regalos, como carrozas, caballos, oro y marfil. En el siglo xiv antes de Jesucristo parece que existió entre Babilonia y Asiria un período de incesante guerra, en que intervinieron muchos de los coseos; y en el siglo xiii, reinando Tukulti-Adar I, los asirios conquistaron a su antigua madre patria, Babilonia. Con pocos intervalos de abatimiento, durante varios siglos fue Asiria el imperio predominante del Asia occidental.