La pequeña y solitaria isla que sirvió de prisión a un gran emperador


Los islotes peñascosos que rodean su costa se ven cubiertos por numerosas bandadas de blancos pájaros marinos, que depositan una inmensa cantidad de huevos, muy buscados por los indígenas, y en las aguas cercanas a la costa aparecen frecuentemente manadas de ballenas negras, que son pescadas desde los buques balleneros. En los eriales de su suelo hay ciempiés y escorpiones, y, en singular contraste, la parte cultivada es fecunda en pastos, hortalizas y legumbres, en tanto que los valles próximos a la costa ofrecen variada decoración de floridos naranjos, verdes platanares, extensos plantíos de pinas, guayabos y viñedos, que alegran frecuentes y numerosas bandadas de perdices y el rápido vuelo de los bellos faisanes en busca de los espesos matorrales de las montañas donde anidan.

Individuos de muy mezcladas razas pueblan la isla: negros, chinos, malayos, portugueses, holandeses e ingleses.

Jamestown, ciudad edificada entre altas montañas, es la capital de la isla y residencia del gobernador, que habita una elegante quinta llamada Pianlation house, en un delicioso sitio poblado de los más diversos árboles y arbustos, y desde la que se disfruta un magnífico panorama, cuyo límite es el horizonte del mar.

Santa Elena es célebre por haber habitado en ella Napoleón I, en cautiverio desde el 15 de octubre de 1815, en que arribó a sus costas en el Northumburland, hasta su muerte, ocurrida el 5 de mayo de 1821. Longwood, que fuera residencia del emperador, es una planicie de la isla, de paisaje pintoresco, con un arroyo que se precipita de lo alto y forma una pequeña cascada.

Y en Longwood, en un valle y debajo de un grupo de sauces, lugar predilecto de Napoleón, fueron inhumados sus restos y descansaron hasta que, en 1840, se los trasladó a Francia para depositarlos en el Panteón de los Inválidos, en París.

Santa Elena fue descubierta en 1502 por el portugués Joáo da Nova Galego, quien le dio el nombre correspondiente al santoral del día en que llegó a avistarla por primera vez.

Los primitivos colonos fueron soldados portugueses desertores, a quienes se confinó en la isla con algunos esclavos; luego arribaron los ingleses, que la ocuparon en 1651, y con ellos gran número de esclavos negros, a los que se agregaron chinos y malayos contratados para el cultivo de la tierra. La raza que resultó de estas mezclas es de piel algo morena, pero de formas esbeltas y facciones características de la raza blanca.

Como colonia británica, está regida la isla por un gobernador y un Consejo Ejecutivo.