Hong Kong, cuyo verdadero nombre significa "Aguas perfumadas"


Cerca de la costa sur de China y no lejos de la desembocadura del río Cantón, Chu-Kiang o de las perlas, está Hong-Kong, isla que pertenece a Gran Bretaña. Su verdadero nombre es Hiang-Kiang, que significa aguas perfumadas; pero se ha transformado en Hong-Kong u Hong-Kong. Cuando los chinos cedieron esta isla a Gran Bretaña, en 1841, sólo había en ella algunas aldehuelas de pescadores y agricultores; hoy se ven importantes pueblos en los valles, casas de campo y suntuosos edificios en las alturas cubiertas de bosques, y una gran ciudad en la falda del pico Victoria, designada con este mismo nombre, aunque vulgarmente se la conoce con el de Hong-Kong.

A pesar de ser inglés, su puerto es ordinariamente el primero de carácter chino que pisan los viajeros al llegar a aquellas tierras asiáticas, y todo contribuye a llamar su atención: primeramente las grandes barcas y juncos chinos, adornados de molduras, dorados y pinturas de vivos colores, que con sus altos alcázares recuerdan antiguas construcciones marítimas, fondeados entre los mejores modelos de las marinas comerciales modernas; luego los champanes, pequeñas embarcaciones destinadas al tráfico de pasajeros, gobernadas unas veces por jóvenes chinas, que con gritos y sonrisas ofrecen sus servicios, otras por toda una familia pobre, de la que el padre y la hija mayor mueven los remos, mientras la madre dirige admirablemente la nave con espadilla, llevando al mismo tiempo, en ocasiones, algún pequeñuelo sujeto a la espalda.

La isla de Hong-Kong tiene 83 kilómetros cuadrados y unos 500.000 habitantes. Pero la isla y su capital, Victoria, son el núcleo de la colonia británica de Hong-Kong, que comprende, además, la península de Kowloon y los llamados Nuevos Territorios, que tienen, en conjunto, una extensión de 1.000 kilómetros cuadrados y más de 2.500.000 habitantes, chinos en su mayoría, y gran parte de ellos refugiados; sólo unos diez mil pobladores son de raza blanca.

La descrita isla de Hong-Kong, su espléndida bahía natural, la gran ciudad de Victoria y las colinas que se elevan al fondo gradualmente, hasta culminar en el pico Victoria, de 541 metros de altura, presentan al viajero un grandioso panorama de belleza inolvidable. Victoria, además de importantísima base naval británica, es uno de los grandes puertos comerciales de Asia, y también de los mayores y más activos del mundo, y sus calles, de intenso y abigarrado tránsito, ofrecen una rara mezcla de razas y civilizaciones. En ellas se encuentran el Oriente y el Occidente, en exótica fusión de típicas costumbres asiáticas y de edificios y modas europeas, que presentan admirables contrastes e interesantes peculiaridades.