Las escuelas de Alemania


Alemania ha sido por muchos años una de las naciones más avanzadas en materia de educación, y a ello se debe que no hayamos encontrado en nuestro viaje quien no supiera indicarnos algún detalle ignorado, pues son muy pocas las personas que no saben leer y escribir. De este país salieron los primeros métodos para hacer interesante la instrucción a los niños de corta edad, como los famosos kindergarten (palabra que significa “jardín para niños”), conocidos en todo el mundo por su denominación alemana. Los maestros alemanes se han esforzado por hacer atractiva al mismo tiempo que útil, no sólo la primera enseñanza, sino también la secundaria. Por otra parte, las matrículas en las escuelas superiores son tan modestas, que los jóvenes de todos los sectores sociales pueden concurrir a ellas. Lo propio ocurre con las universidades, muchas de las cuales son justamente renombradas, no solamente en Europa, sino también en los más alejados lugares del mundo.

Esa excelencia de la educación, y la decidida adhesión de los jóvenes al estudio, explican mejor que cualquier otra razón la extraordinaria celeridad con que los alemanes superaron el angustioso estado de miseria, destrucción y abatimiento en que la nación quedó sumida después de su aplastante derrota en la segunda Guerra Mundial. Poco más de una década había transcurrido, y ya los automóviles, locomotoras, cámaras fotográficas, aparatos de óptica, productos químicos, películas cinematográficas, en fin, mil y un artículos de primerísima calidad, se expandían por los mercados mundiales con el tradicional sello made in Germany proclamando la resurrección del espíritu emprendedor de los hijos del Rin.