POR QUÉ LA VIDA NECESITA LA TIERRA


Sabemos que la vida salió del océano, y que su progreso verdadero empezó cuando se trasladó a tierra, donde encontró el oxígeno en abundancia, pues éste era muy escaso en el mar. Sin el oxigene la vida no puede tener calor. Si el oxígeno del aire desapareciese, desaparecería con él el calor que anima nuestra sangre, ésta se enfriaría, y moriríamos. Todos los seres humanos, y casi todos los animales terrestre , tienen la sangre caliente; mas no la tienen así los peces, los cuales, por eso, no pueden adelantar en la escala geológica: nunca pueden alcanzar en la vida su mejor y más alto grado, porque la vida para su perfecto desarrollo, necesita calor. No obstante, aunque la vida abandonó el mar en busca de calor, sólo puede mantener ese calor mediante el agua. Esta es una de las grandes maravillas de la existencia animada, y es verdad que todo ser viviente-lo mismo el ratoncito en su agujero, que el león en la selva, el pájaro en el aire, los niños en la escuela, etc.-ha de tener siempre agua en su organismo, pues, de lo contrario, muere. Así es que, aunque la vida salió del mar para procurarse calor, sacó del mar los medios necesarios para existir.

Hemos visto lo que sucede a la vida que respira agua, y ahora estudiaremos la que respira aire. Lo más importante es conocer la diferencia existente entre ambas. ¿Qué sucedería si un ser, en lugar de poder usar cierta cantidad de oxígeno en cada instante de su vida, pudiese, quizás, usar diez veces más? Recordemos que toda vida es, en cierta manera, un procedimiento de combustión, de mezclar determina-das substancias con el oxígeno, como nosotros hacemos mezclar el carbón con el oxígeno cuando encendemos el fuego todos los días.

Ahora bien, mientras la vida no pudo conseguir más que la pequeña cantidad de oxígeno que hay en el agua, no tuvo sobrante que dedicar a otra cosa que a su sostenimiento. Su renta de oxígeno, como si dijéramos, era muy pequeña, y había de gastarse en lo más preciso.

Naturalmente se comprenderá que esto sólo es una comparación. Pero si consideramos un pez-un pececillo moribundo que podemos levantar en la mano --y lo comparamos con la mano misma, veremos en seguida que una de las grandes diferencias entre el pez y nosotros es que el pez está frío y nosotros calientes. Generalmente llamamos al pez animal de sangre fría, y lo comparamos con animales de sangre caliente. Los pájaros son los animales de sangre más cálida.

La razón porque la vida en el mar es de sangre fría es porque esta clase de vida consume una cantidad muy pequeña de oxígeno. Es tan limitada la cantidad de oxígeno que se puede obtener en el mar, que el pez no puede consumir nada de ella para calentarse. Y así, el pez, como otros animales de sangre fría (en lo que concierne a su calor), es cómo una piedra, o cualquier cosa inanimada. Si se pone un número de objetos diferentes en una habitación, y se dejan allí algún tiempo, todos y cada uno de ellos adquirirán pronto la misma temperatura; si después se lleva un vaso de agua caliente a la habitación, el agua se enfriará, y los otros objetos de la habitación se templarán un poco aunque nadie lo advertirá; y es que, simplemente, la cantidad de calor que hay en cualquier sitio, se difunde por todas las cosas de tal modo, que ninguna de ellas tiene más calor ni más frío que otra. Y esto es lo que ocurre a un animal de sangre fría, como el pez. Tiene tanto calor como el ambiente que le rodea. Si habita en agua fría, estará muy frío; y si vive en agua más templada, su temperatura será también templada; pero en ningún caso su temperatura será superior a la del agua que le circunde.

Esto es de mucha importancia para el pez, y para todos los animales de sangre fría. Es importantísimo para cualquier ser viviente el tener calor en un momento y frío en el otro, y calentarse o enfriarse según esté más caliente o más frío lo que le rodea. Siempre ha de adaptarse al ambiente y nunca puede permanecer fijamente en un estado. Esto es tal vez, la razón verdadera o, a lo menos, una de las razones más importantes de que ningún animal de sangre fría-ninguna vida en el agua-puede hacer las maravillas que realiza la vida en la tierra, de lo cual veremos pronto otra razón importantísima.


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