Los pilares vivientes de nuestro cuerpo y el maravilloso trabajo efectuado en su interior


Estos glóbulos se forman en el interior de nuestros huesos, hecho que sorprende en alto grado a muchas personas, porque consideran los huesos como cosas duras y muertas que en nuestro cuerpo hacen el mismo oficio que las columnas de un palacio.

Sin embargo, los huesos son pilares vivos y su interior está lleno de una sustancia llamada médula que no sólo vive por sí sola, sino que es un tejido que despliega gran actividad. En el adulto hay huesos que tienen la médula de color rojo y otros médula de color amarillo. La médula roja es la única que forma glóbulos rojos, y se encuentra dentro de las costillas, del esternón, del cuerpo de las vértebras, de los huesos del cráneo, y de las extremidades de los huesos largos. En la médula roja se forman los glóbulos rojos con los materiales nutritivos que le aporta la sangre misma, y después de una serie de etapas de maduración, son liberados a la circulación en cantidades adecuadas a las necesidades del organismo. Las alteraciones de la médula roja disminuyen la producción de glóbulos.

A medida que la sangre corre por nuestro cuerpo, los glóbulos rojos pasan rápidamente con ella, pero por sí solos no tienen la propiedad de moverse; son cuerpos muy pasivos, en lo que se diferencian sobremanera de los glóbulos blancos.

Son elásticos, y por eso pueden deformarse transitoriamente y recuperar enseguida su forma anterior. Jamás se comen un microbio ni un enemigo de los que hay en la sangre.

A veces vemos en ellos algunos microbios, pero esto ocurre porque los microbios han matado a los glóbulos y no porque los glóbulos se hayan comido a los microbios.