Cómo la miopía puede ser también considerada como una adaptación a nuestras necesidades


Por otra parte, es fácil probar que cuando miramos los objetos demasiado de cerca, unos músculos situados en el interior del ojo actúan de modo que tienden a alargar el diámetro antero-posterior del ojo, esto es, a que se haga el ojo miope.

La razón de explicar este asunto con detención es que pocos se dan cuenta de su importancia y aun muchos médicos no lo han estudiado debidamente. Jóvenes entre los veinte y veinticinco años advierten que cada vez son más cortos de vista; empiezan por necesitar lentes en juegos y otras ocasiones en que no los necesitaban, y las lentes han de ser cada vez más fuertes; o bien ocurre que los padres notan que sus hijos empiezan a necesitar lentes, por ser cortos de vista, y cada dos años, poco más o menos, ha de aumentar progresivamente la intensidad de los cristales.

Entonces suelen alarmarse, si consideran que la miopía es una especie de enfermedad del ojo, y se preguntan adonde irá a parar el aumento de su cortedad de vista. Por esto hay que tener presente que la miopía no es, en modo alguno, una enfermedad; que sus progresos son naturales, y que no pasan de ciertos límites.

Mejor es considerar la miopía como una especie de adaptación a nuestras necesidades, como ocurre en la inmensa mayoría de individuos que necesitan estar mirando constantemente objetos cercanos. Para tales distancias, un ojo algo miope es lo mejor que se puede tener; resiste de una manera espléndida y además tampoco se cansa.