Cómo el cristalino está contenido en un saquito


Si desde el iris penetramos en el interior del globo ocular, encontramos la lente del ojo, llamada cristalino. Se trata de una verdadera lente, enteramente igual a la de un ordinario cristal de aumento, y también biconvexa. Como la córnea, contribuye a reunir los rayos de luz que entran en el ojo y es de una transparencia perfecta. A diferencia de todas las lentes que el hombre construye, el cristalino posee una cualidad que lo distingue de todas, la de ser elástico y cambiar de forma, de acuerdo con las circunstancias y según convenga.

El cristalino está contenido en un saquito que presenta por todo alrededor de su borde circular una serie de fibras de las que tiran delgadas bandas musculares situadas dentro del ojo. Cuando por la acción de tales fibras el saco resulta estirado, el cristalino se aplana, y cuando cesa la referida acción de tales fibras, el cristalino, gracias a su elasticidad, recobra su forma primitiva.

Debido a esta facultad, podemos distinguir con claridad de lejos y de cerca. Ahora bien, todos sabemos que en una cámara ordinaria es también necesario enfocar la luz, si queremos obtener una imagen clara en la pantalla, o, si hacemos uso de una linterna mágica, es igualmente necesario enfocar, si deseamos que sobre la pantalla se forme una imagen con la limpieza suficiente. En todos estos casos y en todos los restantes en que se emplean lentos artificiales, como, por ejemplo, en el microscopio y en el telescopio, el procedimiento para enfocar es el mismo, y consiste en acercar o alejar la lente del objeto o pantalla sobre la que queremos que caiga la imagen.