Enseñanzas que nos ofrece el examen del cerebro de un hombre grande


Oportuno es hacer notar aquí el servicio que a la humanidad presta el hombre eminente, que en vida ya dispensó inapreciables beneficios a sus semejantes, cuando dispone que después de su muerte pueda ser examinado su cerebro, a fin de que puedan extenderse nuestros conocimientos sobre esta maravilla entre todas las maravillas. En realidad, nuestros conocimientos actuales sobre el cerebro y su funcionamiento no pasan de ser rudimentarios. Mucho se sabe acerca del cerebro en general, pero, en realidad, nuestra ignorancia es grande en lo que se refiere a las importantísimas e infinitas diferencias que entre los diversos cerebros existen. Al presente el estudio se limita de ordinario al de cerebros de personas que en nada se señalaron en vida, y lo que importa ante todo es estudiar los cerebros de hombres excepcionalmente eminentes y extraordinarios.

No es ya escaso el número de sabios que han dispuesto que después de su muerte sus cerebros fueran objeto de un examen científico, con el fin de facilitar el progreso de los conocimientos humanos. Está realmente en sus primeros comienzos el estudio de los cerebros de personas sobresalientes, matemáticos, artistas, músicos, escritores, filósofos o pensadores, etc., y se ha enunciado una teoría interesantísima acerca de las mejores calidades de los cerebros, teoría que vamos a exponer al instante.

Tratemos ahora del caso de la vista. Tenemos la seguridad de que los objetos son perfectamente vistos en ambos lados del cerebro; pero sabemos también que en las personas manidextras la lectura se verifica tan sólo por mediación del hemisferio cerebral izquierdo. Si el centro de la lectura o de la memoria visual, como suele decirse en lenguaje científico, es perturbado en su funcionamiento, el individuo continúa viendo perfectamente, incluso puede copiar a la perfección una serie de letras que tenga delante de sí; pero éstas ya no tendrán para él ningún significado.