Cómo en algunas ocaciones oímos palabras sin comprenderlas


Todos hemos reparado que cuando no estamos atentos a la conversación de las personas que nos rodean, hemos oído lo que nos decían, pero sin comprenderlo, y en este caso solemos decir a nuestro interlocutor: -Usted dispense, no he comprendido-. Nuestro amigo se dispone entonces a repetir lo que había dicho; pero, antes que haya tenido tiempo de repetirlo, hemos comprendido ya. Las palabras habían llegado y habían sido recogidas por el centro cerebral de la audición; pero la razón de no haberlas comprendido era que de allí no habían pasado al centro de la memoria verbal, sin cuya intervención no podían ser interpretadas, y esto ocurrió un segundo más tarde, cuando ya prestábamos atención.

También en el caso de la música, una cosa es oír y otra comprender. En este caso parece que existe también un centro especial para la interpretación musical, situado junto al centro de la audición ordinaria, en et hemisferio cerebral preferido. Se han examinado los cerebros de algunos célebres compositores y se ha comprobado que, efectivamente, en muchos de ellos existía en esta parte del cerebro un abundante desarrollo de las células nerviosas.