Por qué no vemos cuando salimos repentinamente de un lugar muy iluminado


La principal razón de no ver en tales ocasiones, durante los primeros momentos, es que los bastoncitos de la retina están agotados por la brillante luz a que han sido expuestos; pero al cabo de algunos minutos, los bastoncitos recobran su poder, porque la sangre continúa circulando con rapidez por la retina, llevando en abundancia el material que los bastoncillos necesitan para formar las sustancias sobre las que la luz obra cuando vemos. Así pasado algún tiempo, vemos de nuevo; pero no vemos colores. Los bastoncillos no pueden distinguir un color de otro; y, si ven, sólo advierten una especie de gris azulado.

Ahora bien, supongamos que salimos de casa en una noche estrellada y que vemos una estrella no muy brillante. Mientras no la miremos fijamente, continuaremos viéndola, pero tan pronto como la miremos fijamente, para verla mejor, desaparece. Antes de pasar adelante, tratemos de investigar por nosotros mismos la razón de este hecho tan conocido.

La razón es que, como ya sabemos, cuando miramos fijamente alguna cosa ponemos nuestros ojos de modo que la imagen del objeto caiga sobre la mancha amarilla; pero en ella no hay bastoncillos, sino conos, y como éstos no perciben la luz muy débil la estrella desaparece.