Las diferentes maneras en que los bastoncillos ven la luz


Aun se han llevado a cabo más descubrimientos en estos últimos años acerca de los bastones y conos. Cualquiera que sea la luz que llegue a los primeros, no percibirán sino el color de que hemos dado cuenta, si es que color puede ser llamado. Este hecho es causa de un resultado muy interesante, si descomponemos la luz solar por medio de un prisma. Ordinariamente se obtiene así una hermosa banda de colores, si el rayo descompuesto es intenso y brillante, siendo los conos los que nos permiten percibirlo. Pero si el espectro obtenido es muy débil, los conos son ciegos para él, y sólo por los bastoncillos podemos verlos. Su aspecto varía entonces, porque no está ya en funciones nuestra facultad de ver los colores, y lo que percibimos es una banda de una débil luz gris, algún tanto acortada en el extremo rojo, esto es, en el sitio en que el color rojo era visible cuando el referido espectro era más brillante y los conos podían ver el color. La razón de que la banda aparezca cercenada es que los rayos rojos del espectro no afectan poco ni mucho a los bastones de la retina, al paso que todos los restantes rayos del espectro producen la débil luz gris de la que hemos hablado ya.

Estos descubrimientos nos muestran la importancia extraordinaria de los conos y el gran adelanto que se realizó en la historia de la visión el día en que por primera vez aparecieron y, sobre todo, cuando se agruparon para formar la mancha amarilla. Hemos dicho ya que los bastones y conos constituyen la novena capa de la retina; pero más profunda es aún la décima y última, formada por células que se encuentran llenas de una materia de color pardo oscuro.