Vitaminas: su importancia en la alimentación


La palabra vitamina deriva de vita (vida) y amina (que es una sustancia química que se creyó formaba parte de todas ellas). Hoy se sabe que hay vitaminas que no derivan de las aminas, por lo tanto la denominación es impropia. Pero lo importante que su nombre nos indica es que no se puede vivir sin ellas. Hoy se conoce ya buen número de ellas y se siguen estudiando otras. ¡No imaginamos cuánto le debe nuestra salud a estos estudios! Pensemos en las grandes pestes y enfermedades que asolaron a la humanidad sin que se encontrara el remedio para curarlas. Así el escorbuto, el beri-beri, el raquitismo, ocasionaron la muerte de millares de seres. Se estudiaba, se buscaba el microbio que las producía, pues se pensaba que eran enfermedades contagiosas, dada la cantidad de personas que enfermaban como si se contagiaran. ¿Dónde estaba el remedio capaz de curar estas pestes? ¿De dónde nacían ellas? ¡Oh maravilla, el remedio nos lo brinda la Naturaleza en nuestros alimentos mismos! Las personas cuya alimentación era deficiente en las sustancias que contienen las vitaminas enfermaban.

Vemos, por tanto, que las vitaminas nos son tan necesarias como el agua, las proteínas, las grasas, los carbohidratos y los minerales. En la actualidad se ha extendido extraordinariamente el uso de vitaminas preparadas en los laboratorios. Ello se debe a que son, como se ha indicado, un poderoso medio para combatir numerosas enfermedades y también al hecho de que nuestros alimentos se empobrecen en vitaminas al ser sometidos a procesos de refinamiento.

Unas vitaminas son solubles en grasa, y otras, en agua. Esto nos explica por qué al descremar la leche parte de las vitaminas pasa a la grasa mientras el resto queda en la leche desnatada. Todas ellas son sustancias de composición química compleja, y para facilitar su conocimiento se ha convenido en designarlas con las letras del abecedario, es decir, vitaminas A, B, C, D, E, etcétera.