Ventajas y defectos que ofrece la leche de vaca


Ahora nos referiremos en particular a la leche de vaca, por ser la de uso más común y, que a pesar de ser el alimento más completo y perfecto para el ternerillo, para el cual ha sido secretada, no lo es, sin embargo, para el ser humano como comúnmente se suele creer. La leche de vaca es pobre en vitamina C para el niño, a pesar de que baste para el ternerillo. Esta singularidad se explica no porque el ternerillo necesite menos vitamina C, sino porque como mama grandes cantidades de leche, alcanza de ese modo a ingerir todas las vitaminas que, para el progresivo y normal crecimiento, requiere su organismo.

Además la leche de vaca es pobre en hierro y carece, como todas las leches, de las materias no digestibles que deben formar parte de nuestra dieta para la buena marcha del proceso digestivo. También es deficiente en vitamina D. Por todo ello, no puede considerarse, conforme se indicó, como un alimento perfecto para nosotros, aunque sí muy valioso.

La leche contiene proteínas, grasas, azúcar, sales y vitaminas, compuestos todos ellos que deben formar parte de nuestra alimentación. En los primeros meses de su vida el ser humano puede subsistir con este solo alimento, y más adelante, debe ser siempre la leche la base de la alimentación del niño. Ningún pequeñuelo podría vivir sin leche, y es uno de los más graves errores el prescindir de ella, cualquiera que sea el motivo invocado.

Entre todas las clases de leche la más usada para los niños es la de vaca, aunque la ideal es la de burra, pues por su composición química es la que más se asemeja a la materna. Por esta razón, a los niños de corta edad o con trastornos digestivos y cuya madre no puede alimentarlos, se les suministra leche de burra.

La leche es una de las tantas secreciones del organismo, y junto con ella se eliminan accidentalmente diversas sustancias químicas que se encuentran en la sangre. Esta razón es la que impide a las madres que amamantan beber, por ejemplo, alcohol, pues con la leche lo ingiere el pequeñuelo, y le resulta sumamente nocivo. Esta condición de la secreción láctea se aprovecha a veces cuando es necesario dar al pequeñuelo un medicamento: se le suministra a la madre y ésta se lo transfiere en la leche.