El azúcar es uno de los alimentos imprescindibles para la salud de los niños


Solían creer muchos, hace años, que el azúcar no era bueno para los niños. Seguramente pensaban que la afición declarada a los dulces y al azúcar no era otra cosa que pura glotonería, y estaban tanto más seguros de ello cuanto que sabían que un niño a quien se le prive de gustar el azúcar comerá indudablemente demasiados dulces cuando se le presente la ocasión, y entonces enfermará. Pero fácil es formar acertado juicio con sólo considerar que a todos los niños les gusta naturalmente el azúcar. La naturaleza no será de fijo tan necia que haya dotado a los niños de un gusto que les es perjudicial, y quizá somos nosotros los necios al creer que lo es la madre naturaleza.

Ya sabemos, pues, que el azúcar es uno de los alimentos más valiosos de que disponemos. Toda la fécula que consumimos, tanto los adultos como los niños, excepto los de pecho, porque no pueden digerirla, se convierte en azúcar antes de penetrar en la sangre, y más de la mitad de la energía total del cuerpo se deriva de la combustión del azúcar. Ahora bien; los niños necesitan gran cantidad de energía -que se les suministra con los alimentos que ingieren- porque son muy activos y también porque, siendo tan pequeños, necesitan producir mucho calor para conservarse calientes, toda vez que sus cuerpecitos lo pierden rápidamente. Para ello, los niños han de ingerir mucho azúcar, y el gusto con que lo hacen y la afición que muestran a los dulces no es ningún error de la naturaleza, ni ninguna señal de glotonería en ellos, sino la verdadera señal de lo que especialmente necesitan. Los que de este modo razonen podrán ver que los niños que tienen a su disposición todo el azúcar que quieren no toman mucho, no son glotones y no comen más cuando ya tienen lo que su organismo les pide.