La habilidad de la lengua, que nos ayuda a comer y hablar


Es infinita la utilidad de la lengua. Esto, que es verdad en los animales de orden inferior, lo es más todavía en nosotros, pues nos sirve para hablar. Tan importante es la lengua como órgano de expresión que hasta se dice “una lengua extranjera”, cuando queremos significar que se trata de un idioma extranjero.

La lengua forma verdaderamente un núcleo de músculos de los cuales unos se extienden a lo largo de ella desde la raíz a los labios, y otros la atraviesan a lo ancho. Cualquiera de estos músculos puede usarse independientemente de los otros, o bien en combinación con ellos; así es que la lengua puede moverse en todos sentidos: podemos alargarla o acortarla, o podemos ahuecarla, produciendo un ruido muy sonoro, como hacen los niños cuando lloran, y que todo buen cantante debe saber hacer también. Una de las cosas más notables de nuestro cuerpo es el poder servirnos para fines especiales, como el hablar, de órganos que los animales inferiores también poseen y que en un principio no fueron creados para tales fines, pues los usos más antiguos de la lengua, a los cuales todavía la aplicamos, son muy diferentes. La lengua busca en la boca, y en ella encuentra, el alimento. En algunos animales, como los monos, que aún tienen los carrillos cual bolsas, éstos sirven para depositar el alimento hasta que lo necesitan. Los chiquillos también a veces los usan con este fin, cuando se les da caramelos u otras golosinas.