Los alimentos que se queman en nuestro cuerpo y los alimentos que lo reconstruyen


A causa de sus rápidos resultados y de la sencillez de la digestión, el azúcar es, indiscutiblemente, el mejor alimento combustible. Por eso los niños, que tienen gran actividad muscular y que necesitan gran cantidad de calor, a causa de su pequeña estatura, tienen tanta afición al azúcar y a los dulces. Si se permite a un niño que tome todo el azúcar que le apetezca, el exceso no le perjudicará tanto como puede perjudicar la falta a otro a quien se le haya privado del azúcar necesaria para su sustento.

Dejemos ahora los hidratos de carbono y la grasa, sin olvidar que, a pesar de ser alimentos secundarios, porque es posible prescindir de ellos, son, sin embargo, en extremo útiles y convenientes; y probablemente tomar un exceso de los mismos resulta menos perjudicial que el tomar una cantidad excesiva de proteínas.

Las sustancias proteicas son la última clase de alimentos que necesitamos, y presentan una particularidad que, en cierta manera, aumenta su importancia como alimentos por encima de todos los demás. Hemos dicho que el cuerpo puede considerarse como una especie de máquina que necesita combustible, y es realmente así; pero es una máquina viviente, que arde y consume día por día; lógicamente entonces, sufre determinado desgaste, y, si ha de continuar viviendo y funcionando de una manera perfecta, debe recibir un alimento que vaya reparando las pérdidas que en su propia sustancia experimenta constantemente, y el único alimento capaz de tal efecto constitúyenlo las denominadas sustancias proteicas.