Semejanza del cerebro humano y el cerebro de loa animales


Si enseñáramos a un histólogo, esto es, a un experto en esta clase de estudios, un corte microscópico, en el que se viera gran número de células de forma piramidal y dispuestas de una manera determinada, al punto podría decir que el corte pertenece a la zona llamada de la motilidad voluntaria, esto es, a la parte del cerebro que el animal hace actuar cuando quiere poner en movimiento a sus músculos.

Asimismo, si le mostramos unos pequeños grupos celulares residentes no lejos de la superficie exterior de la corteza, el referido hombre de ciencia podría afirmar al instante sin vacilar “este corte procede de aquella región del cerebro por la que el animal percibe los olores”. Hoy por hoy nadie puede decir el papel que tales células desempeñan en la función olfatoria; pero no faltan jamás en la zona cerebral de la olfación, no existiendo, en cambio, en ninguna otra parte. Y esto es cierto tanto en el perro y demás animales, que tienen la zona olfatoria muy desarrollada, como en los que la tienen muy reducida, como ocurre en el hombre, por ejemplo.

Las partes del cerebro relacionadas con la visión y la audición tienen también una estructura tan peculiar, que resulta muchísimo más fácil decir si un corte de cerebro pertenece a dichas regiones que reconocer la especie de animal de que proceden.

En la actualidad, el estudio de la corteza cerebral es tan completo, que es posible hacer de ella, con las funciones respectivas de sus diferentes regiones, un verdadero mapa.