La maravillosa sustancia verde de los vegetales


Casi todas las plantas son verdes, si bien ya hemos mencionado alguna que no lo es, como, por ejemplo, los hongos; nunca se ha visto un hongo o seta verde. Las plantas sin sustancia verde son, por decirlo así, plantas algo singulares, y debemos considerarlas como incapaces de hacer lo que hacen los demás vegetales; carecen de la facultad más notable e importante de las plantas, y podemos, por lo tanto, prescindir de ellas por ahora. La sustancia verde que contienen todas las demás plantas es siempre la misma, aunque a veces su color está disimulado por la presencia de otros pigmentos. Las coles y las hierbas en general, lo mismo que las hojas de los árboles y que la nata verdosa que se forma en la superficie de las aguas estancadas, contienen esa sustancia, cuyo nombre propio no hace al caso por el momento, y a la cual seguiremos llamando “sustancia verde”.

La importancia de esta sustancia estriba en que, gracias a ella, poseen las plantas la singular facultad de que hablaremos a continuación. Conviene, sin embargo, empezar por el principio, y el principio no es la propia sustancia verde, sino el Sol, el espléndido Sol que nos da luz y calor. Nada puede hacer por sí sola la sustancia verde, ni sería de utilidad para la planta, sino más bien un estorbo. Tanto es así, que si a una planta le falta por completo el Sol, muere al poco tiempo, o, por lo menos, pierde toda su sustancia verde. El Sol es quien elabora esta sustancia, y su único objeto, una vez elaborada, es ayudar a la planta a que aproveche su luz.

Esto es importantísimo, e incurriríamos en un error gravo si siguiésemos hablando de lo que hace la sustancia verde sin antes enterarnos bien del papel que desempeña el Sol. Sin él no sería posible la vida en la tierra. Así como todos los seres vivientes dependen unos de otros, y así como, según dijimos anteriormente, necesitan ayudarse unos a otros para poder subsistir, así también todos necesitan del calor del Sol, y lo aprovechan juntos en buena compañía.

La palabra “compañía” es muy propia del caso, pues significa “gente que come junta”; com, efectivamente, quiere decir “con”, o “junto”, y pañía proviene de “pan”. Son, por lo tanto, compañeros los que comen pan juntos. Ahora bien: todos los seres vivientes se alimentan juntos, ayudándose unos a otros; puede, por tanto, muy bien llamárseles compañeros. Pero, faltando el Sol, ninguno podría sustentarse, y todos morirían. Hay más: la energía y la luz del Sol nos sirven de alimento a todos, y lo más maravilloso es que esto se debe justamente a la sustancia verde que contienen los vegetales. Es el Sol, en primer lugar, quien elabora esa sustancia, empleándola luego para nutrir todas las plantas verdes, así como los demás seres, empezando por nosotros mismos, pues todos sacamos el sustento, bien de las plantas verdes o bien de los animales que se nutren de ellas.

La vida no sería posible en la tierra sin el Sol, lo cual puede expresarse en forma clara y sencilla, y de fácil recordación, con estas breves palabras: sin luz no hay vida.