Cómo podemos hacer diferentes sonidos moviendo los órganos de nuestra voz


En todos estos casos, la laringe no se altera, y las cuerdas vocales hacen cabalmente lo que hicieron al principio, pero cambiamos la forma de los espacios que hay encima de la laringe, esto es, los resonadores; y por eso cambian los sonidos armónicos, y en lugar del conjunto particular de armónicos que hemos convenido en llamar a, aparecen otros, a los que llamamos e, y así sucesivamente. Los niños aprenden a hacer estos sonidos por imitación. Este procedimiento no es una explicación de cómo se hace; pero se hace. La juventud es la edad de aprender, y después no sólo es difícil aprender nuevas cosas, sino que también es difícil olvidar lo aprendido en la juventud. Los diversos idiomas tienen distintos sonidos vocales. Probablemente, en conjunto, ninguno de ellos es más difícil de aprender a pronunciar que los otros. La cuestión estriba realmente en la edad en que nos proponemos aprenderlos.

Otra consecuencia del hecho de que los niños aprenden por imitación es que, cuando desgraciadamente no han oído pronunciar bien las vocales, cuesta un trabajo ímprobo, y a veces es imposible, hacer después que las pronuncien debidamente. Pues bien, la recta pronunciación de las vocales es una prueba de que se tiene un oído delicado, y de que uno está rodeado de personas que se cuidan de estas cosas; así, aunque un hombre pueda hablar bellamente y ser un malvado, O hablar con acento feo y ser un héroe, no obstante, esta materia es quizás más digna de nuestra atención que otras muchas. El número de sonidos vocales posibles es casi infinito, porque cada posición distinta de las partes del cuerpo, concernientes al habla, en cuanto afectan a los armónicos, alteran el sonido producido por las cuerdas vocales, y, por consiguiente, cada una de estas posiciones comprenderá un sonido vocal distinto.

Pero, como sabemos muy bien, el lenguaje no está constituido solamente de vocales, sino también de consonantes, como b, c, d, f, g, etc., que también son muchas.