Diferencia entre el cuerpo y el espíritu, que siempre crece

Pero, si tenemos prudencia y discernimiento, continuaremos alimentando nuestro espíritu y descubriremos la admirable función que tanto lo diferencia del cuerpo, aun cuando hayamos visto cuan semejantes son las leyes que rigen a los dos. La diferencia consiste en que, a pesar de que el cuerpo cesa en su crecimiento al cabo de algunos años, de manera que los mejores y más selectos alimentos, perfectamente digeridos y absorbidos, no pueden ya darle más vigor ni estatura, la inteligencia humana, si se nutre diariamente de buenos libros, de sanas doctrinas, de conversación amena, de hermosos panoramas y de música sublime, seguirá creciendo, se volverá más prudente y será mejor, en todos sentidos, mientras viva.