Lo que debe hacerse para contener la hemorragia cuando ocurre un accidente


Inevitable es durante el curso de la vida que nos ocurra una vez u otra algún accidente del que resulte una arteria o una vena cortada; el paciente, entonces, pierde sangre; pero la sangre es un líquido demasiado precioso para que podamos resignarnos a perderlo. Así, dondequiera que se produzca una hemorragia, debemos procurar detenerla cuanto antes; de este modo cualquiera que tenga un poco de serenidad y algunos conocimientos rudimentarios, puede verse en el caso de salvar una vida; vamos a explicar cómo debe proceder.

Para los primeros auxilios, no importa que no se tenga la menor idea acerca de la circulación de la sangre, pues lo que hay que hacer es la cosa más sencilla imaginable. Supongamos que una piedra ha herido a una persona en la cara y que la herida esté sangrando. En cualquier momento puede disponerse de un pañuelo; y cuando con él se haya limpiado algún tanto la herida, veremos un punto o un corte por donde continúa fluyendo la sangre; pues bien, lo que se necesita es apretar dicho punto con los dedos y sostener fuertemente la presión. Esto es obra de un momento, y así la pérdida de sangre o hemorragia puede ser instantáneamente detenida; pero en cuanto soltamos los dedos o aflojamos la presión, la sangre vuelve a salir en abundancia, por tanto, en modo alguno debe dejarse de presionar. Luego que haya sido contenida la hemorragia con la presión del dedo, el peligro ha cesado de ser inminente, y por tanto queda tiempo para pensar. Puede llamarse a un médico, o el herido puede ir en busca del mismo; pero lo primordial es, y lo repetimos, apretar el dedo sobre los labios de la herida y sostener la presión, enérgicamente, cuanto sea necesario.

Los auxilios posteriores dependen de los conocimientos que tengamos acerca de la circulación de la sangre. Pongamos un ejemplo de los más frecuentes. Existen en la superficie de la pierna grandes y numerosas venas que muy a menudo se hinchan, haciéndose tan prominentes cuanto débiles sus paredes. En estas condiciones, una cualquiera de ellas puede ceder, y la sangre empieza entonces a salir por la piel; este sencillo accidente puede ocasionar la muerte de una persona, si no se la auxilia convenientemente. Desde luego, si conociera y aplicara el procedimiento de apretar con el dedo el punto que sangra, no correría peligro alguno; pero precisamente esos remedios tan sencillos y a la vez tan importantes, son los que se ignoran o se olvidan cuando hacen falta. Pero después de efectuar la presión con el dedo ¿qué más debe hacerse? Nuestra conducta ulterior depende, como hemos dicho ya, de los conocimientos que tengamos acerca de la circulación de la sangre. En la vena seccionada de la pierna de nuestro ejemplo, la sangre se dirige al corazón; por consiguiente, la presión debe aplicarse de cualquier modo, por ejemplo, con un pañuelo bien apretado, justamente debajo del punto que sangra.