Las dos bombas del corazón y su manera de funcionar


Algunas venas contienen válvulas en su interior para evitar que la sangre que por ella circula retroceda hacia la periferia, de donde procede; pero en muchos casos su acción es insuficiente, y así muchas veces cuando ocurre uno de los accidentes que hemos descrito, es necesario aplicar la presión por encima y por debajo del punto de la herida para detener la pérdida de la sangre. Pongamos ahora otro ejemplo, y supongamos que una persona, a consecuencia de un accidente cualquiera, pierde sangre de un modo diferente. Supongamos que la sangre que sale ahora es de un color rojo mucho más vivo que la que salía en el caso anterior y que en vez de fluir, sale a borbotones o a grandes chorros. Esto demuestra que en tal caso ha sido seccionada una arteria; pero aunque lo primero que debe hacerse es también apretar fuertemente la herida con el dedo, nuestra conducta ulterior ha de ser muy diferente, porque en este caso la sangre procede del centro y no marcha hacia él, de manera que deberemos aplicar la venda por encima de la herida, más hacia el corazón.

Volvamos ahora a este órgano y examinemos su funcionamiento. Lo que solemos llamar circulación de la sangre, consta en realidad de dos circulaciones distintas, y los dos círculos tienen en el corazón un punto común. Existe, desde luego, una sola corriente continua, pero al pasar la sangre por esta corriente recorre en realidad dos círculos, uno pequeño y otro grande. Existe una circulación por los pulmones, que conocemos ya, y otra circulación por el cuerpo, que también conocemos. El corazón forma, pues, en realidad dos bombas; una izquierda que recoge la sangre purificada de los pulmones y la manda a todo el cuerpo; y otra derecha que recoge de todos los puntos del organismo la sangre impurificada en ellos y la manda a los pulmones a purificarse de nuevo.