Las dos variedades de té: el té negro y el té verde


Es común encontrar en el comercio dos variedades de hojas de té, designadas por su color como verdes y negras. Ambas son una misma cosa, y sólo difieren en que, al arrancarlas del árbol, se siguió un procedimiento distinto, y por ello presentan cualidades gustativas diferentes.

Para preparar el té negro, las hojas recién arrancadas se dejan al sol para que fermenten, se aromatizan con diversas hierbas, y luego se tuestan. Por el contrario, para obtener el té verde, las hojas se tuestan inmediatamente do arrancadas, y después se tiñen con una mezcla de añil y yeso, que hace que el té verde sea más perfumado que el negro.

Todas estas manipulaciones determinan la aparición de una esencia a la cual debe el té su aroma y buen gusto, pero no alteran mayormente su composición química, lo que permite un estudio conjunto de ambas variedades citadas.

Los componentes químicos de la hoja de té son, en líneas generales, los que hemos descrito en el caso del café. En el té abunda la cafeína, a la que antes se llamaba teína, por creerla de distinta composición, y a ella debe sus propiedades de estimulante del sistema nervioso. También posee tanino en abundancia, sales de potasio, proteínas y azúcares. Si se comparan, en igualdad de peso, hojas de té y granos de café tostados, se observa que el té contiene más cafeína, tanino y sales de potasio, pero como el té se bebe más diluido, resulta que la ingestión final de esos elementos es, por lo que dejamos expuesto, también proporcionalmente menor.