De cómo Brabancio se enteró del casamiento de su hija con Otelo


Pero el padre, Brabancio, no sabía lo que Desdémona ocultaba en su corazón, porque estando ella persuadida de que jamás aprobaría su matrimonio con el moro, había disimulado sus sentimientos. La cólera paterna fue pues, terrible, cuando una noche despertaron a Brabancio dos hombres, para decirle que Desdémona lo había abandonado y se había casado con Otelo. Uno de aquellos hombres era Yago, quien había servido mucho tiempo al moro en calidad de oficial, y que le odiaba implacablemente desde que Otelo había elegido a Casio como uno de sus ayudantes, posponiéndolo a él, que esperaba ser el preferido. Yago era astuto, rencoroso y capaz de cualquier villanía; Casio, en cambio, era franco y leal, pero débil de carácter.

Brabancio quejóse al Dux de Venecia y a los senadores contra Otelo; y éstos, al principio, mostráronse favorables al padre. Pero Otelo respondió al cargo del rapto de Desdémona de una manera tan noble que ganó a su causa al Dux y a los otros, especialmente cuando la misma Desdémona declaró que amaba al valeroso moro y se sentía orgullosa de ser su esposa.

Aquella misma noche, el amor de Otelo por la patria, a la que tan bien había servido, fue puesto una vez más a prueba, pues le encargaron defender la isla de Chipre, que corría peligro de ser atacada por los turcos.