De cómo Crusoe esperó cuatro años para comer algo de pan


Entretanto, averiguó que en la isla había cabras, conejos y gatos monteses, así como aves silvestres, y fue guardando las pieles de los animales que iba matando.

Cuando quedó terminada la. fortaleza, construyó algunas sillas y una mesa con la madera de los árboles que a tal propósito cortaba, valiéndose de un hacha, y después la alisaba de cebada y arroz, entremezcladas. Recogiólas y las sembró, pero hasta después de cuatro años de siembras no se aventuró a emplear aquellos granos para amasar pan.

Desde luego tomó las debidas precauciones para que los conejos y los pájaros no perjudicaran el sembrado, como amenazaban hacerlo.

De pronto, un día quedó aterrado al sentirse un terremoto, que, sin embargo, no causó daños. Más tarde con una azuela Posteriormente, después de una tempestad, aparecieron en la playa restos del buque náufrago, y pudo proveerse de tablas y cerrojos. Cierto día, poco antes de la estación lluviosa, hubo de vaciar en el suelo un viejo saco de los usados para contener cebada, lleno de polvo y de cáscaras, y después de las lluvias observó que habían crecido en aquel sitio algunos tallos verdes, en los que aparecieron, por fin, varias espigas cayó enfermo, restablecióse y halló consuelo en la Biblia que se había llevado del buque; recorrió la isla, y a la otra parte de ella descubrió un hermoso valle, donde construyó una enramada o glorieta.

En otro lugar de la isla vio abundancia de tórtolas, liebres y gallinas. Cogió un papagayo y le enseñó a repetir su nombre. Cazó buen número de cabras y las encerró en cercados, con lo cual se previno contra la falta de víveres, pues le suministraban leche como alimento; y para conservarla fabricó algunas ollas de barro de variados tamaños.