Cómo influyen el Sol y la Luna en la producción de las mareas


Todos los que viven en las costas marítimas saben que el mar, en ciclos definidos, crece y decrece diariamente. Ese movimiento de ascenso y descenso de las aguas es conocido desde la antigüedad, y han debido tenerlo muy en cuenta, en particular, los marinos, para que, al aproximarse a la costa, los navíos no tocasen fondo en el momento menos esperado.

También desde muy antiguo se vinculó el movimiento de las mareas con el de la Luna, pues evidentemente estaban asociados; pero, como solía ocurrir en la antigüedad, se dio una explicación mitológica, fabulosa, a ese fenómeno.

En cambio, desde que Newton estableciera la importantísima ley de la gravitación universal, las mareas fueron explicadas perfectamente, y hasta se las pudo calcular con muy grande precisión, para cualquier época del futuro. En nuestros días hasta existen máquinas que efectúan los cálculos en forma automática, lo que permite conocer de antemano las mareas que se producirán en todos los puertos del mundo, grandes o pequeños, con lo que se favorece mucho la navegación .

Así como la Tierra atrae a la Luna, esta también atrae a la Tierra, de modo que la desvía un poco de la órbita que debería seguir si la Luna no existiese. Si la Tierra fuese un cuerpo rígido, la desviación sería en conjunto, pero como está rodeada por océanos, las aguas que enfrentan a la Luna se acercan a ella un poco más que el resto del globo sólido, elevándose en forma de una ola de marea. Por otra parte, las aguas que se encuentran en el extremo opuesto son atraídas con menor intensidad por nuestro satélite, y por eso suben algo menos que el resto del globo terrestre; en verdad, el globo terrestre emerge de las aguas opuestas a la Luna, pero todos los hombres que habitan la Tierra lo que notan es una elevación de las aguas. Así resulta que, tanto en el lado que enfrenta a la Luna como en el hemisferio opuesto, existe siempre una ola de marea. Si la Tierra estuviese fija en su eje, tales mareas se producirían en lugares fijos; pero como la Tierra rota constantemente, las olas de marea van pasando a través de la superficie de todos los mares, en sentido contrario al movimiento de la Tierra, siempre siguiendo a la Luna en su desplazamiento aparente. Entre las dos regiones de mareas altas, se encuentra la zona de mareas bajas, de donde ha emigrado el agua hacia las zonas de marea alta.

El Sol actúa en la misma forma que la Luna, aunque, por mayor distancia, el efecto de la intensidad de las mareas que produce es menor que las producidas por nuestro satélite. A veces los efectos del Sol y de la Luna se refuerzan mutuamente, y esto ocurre cuando ambos astros están en línea recta con la Tierra, lo cual corresponde a las fases de novilunio o plenilunio; en tal ocasión la ola de marea, o sea marea alta o pleamar, es más alta que de ordinario, y recibe el nombre de marea mayor o aguas vivas. En este caso, la marea baja o bajamar es más baja que las ordinarias. En cambio, otras veces, el Sol y la Luna están en ángulo recto con respecto a la Tierra, lo que ocurre en las fases de cuarto creciente y cuarto menguante. Entonces se producen cuatro mareas altas, que por cierto son de intensidad menor, alternadas con cuatro zonas de mareas bajas, de bajamar, que son menos bajas que las ordinarias. Se habla entonces de aguas muertas.