Guijarros cósmicos que cruzan el cielo en vuelo vertiginoso


Las ciencias en general, y entre ellas la Astronomía, al mostrar la verdad de los fenómenos naturales, evitan falsos temores y nos ayudan a mantenernos serenos ante los prodigiosos eventos cósmicos.

A veces es posible ver en el cielo, de noche, algunos trazos luminosos que aparecen y desaparecen en contados segundos. Se suele decir que son estrellas que caen del cielo, pero esta explicación constituye una errónea creencia popular. Con todo lo que sabemos ya de las estrellas, es absurdo pensar que alguna de ellas pueda desprenderse de donde está y caer sobre nosotros.

Las llamadas estrellas fugaces son cosa muy distinta de las verdaderas estrellas; aunque a simple vista parezcan estrellas de rápidos movimientos, se trata de pequeñísimas partículas sólidas, que al entrar con gran velocidad a la atmósfera terrestre se tornan incandescentes por frotamiento con el aire, y se hacen visibles, semejándose en su aspecto a las chispas que se desprenden del pedernal cuando es golpeado por el acero.

La mayor parte de las estrellas fugaces se consumen en las regiones superiores de la atmósfera. Pero puede presentarse el caso de cuerpos de mayor tamaño, con el aspecto de una bola de fuego; suelen terminar su carrera en una fuerte explosión, que los destruye en multitud de fragmentos que se diseminan en todas direcciones, como una lluvia de chispas.

Son muchos los cuerpos de todo tamaño, que caen continuamente a la Tierra. Reciben el nombre de aerolitos, y algunos de ellos pueden verse en los museos. Felizmente, son escasos los aerolitos de gran tamaño que llegan a la superficie terrestre. Si un gran aerolito cayera sobre una ciudad, produciría una destrucción más terrible que la que originan los terremotos.

¿De dónde provienen esos guijarros celestes? Con los datos que se poseen puede afirmarse que tales partículas sólidas integran la gran familia solar, como los planetas y cometas. A muchos de ellos los encuentra la Tierra en su carrera. Otros siguen órbitas perfectamente establecidas, alrededor del Sol. Una de esas órbitas es atravesada por la Tierra en el mes de noviembre, y por ello en ese mes es mucho más común ver estrellas fugaces, que provienen de una determinada región del cielo.

Algunos astrónomos consideran que los aerolitos pueden ser restos de planetas destruidos. Pero un hecho más notable que esta hipótesis lo constituye el caso de un cometa famoso que ha desaparecido misteriosamente, dejando en su lugar un conjunto de aerolitos, muchos de los cuales se precipitan a tierra más o menos periódicamente.

Planetas y cometas que giran en torno del Sol, satélites que se mueven en torno de los planetas, aerolitos en vertiginosa carrera: tales son los miembros de la gran familia solar. ¿Qué fuerzas misteriosas mantienen en marcha este colosal mecanismo? ¿Cómo se ha originado semejante sistema con una tal energía?

La Ciencia posee algunas respuestas acertadas a tan interesantes preguntas. Trataremos de exponer algunas de ellas más adelante.