¿Podría la gente, como antes se creía, caerse de la Tierra?


En aquella época, la parte conocida de la Tierra era sólo una pequeña porción de su superficie y, fuera de esto, nada más se sabía de nuestro planeta. Así es que la idea de viajar continuamente en una misma dirección, y marchar en línea recta hasta regresar al punto de partida, parecíales demasiado absurda.

Argüíase también que no era posible que hubiese otras gentes en el lado inferior de esta gran bola, pues si allí estuviesen, caerían; y que si fuese una verdadera bola, cualquiera que intentase caminar encima de ella y fuera demasiado lejos en una misma dirección, se hallaría con que llegaría un momento en que no podría sostenerse (como le sucedería a un muñeco colocado sobre una naranja), y al fin caería despeñado. Parecíales todo esto un gran jeroglífico, y los que decían que la Tierra tenía la forma de bola eran considerados locos.

Pero ellos no cesaban por eso de defender su opinión, exponiendo argumentos de todas clases, con tanta convicción y tan razonadamente, que la gente acabó por creer que lo que decían era la pura verdad. Uno de sus mejores argumentos era que si se dirige la vista hacia un buque mientras marcha hacia alta mar, después de salir del puerto, no se le ve como se le vería si el mar fuese plano. En el supuesto de que el mar fuera como un campo llano y arado, podríamos contemplar al buque navegando, navegando horas y horas, disminuyendo de tamaño cada vez más, hasta que se divisara como un punto, y luego desaparecería de la vista. Pero eso no es en modo alguno lo que ocurre cuando un buque se dirige hacia alta mar. Si lo contemplamos con atención veremos que empieza a dejarse de ver de una manera extraña. El casco, es decir, la parte inferior del buque, desaparece primero; y parece que el buque va sumergiéndose paulatinamente, hasta que no vemos más que los topes de los palos y, finalmente, el del palo mayor: después de lo cual desaparece de! todo. Cuando ya ha desaparecido el buque, no está muy lejos de nosotros, pues si sólo fuese por la distancia, podríamos verlo perfectamente; pero está oculto por alguna cosa, algo que primeramente oculta la parte más baja y después lo oculta todo.