Pasando el tiempo nuestro sol se convertirá en enana blanca


Según la moderna opinión de los astrónomos, las estrellas enanas blancas representan la última etapa de la evolución estelar. Todas las estrellas, después de la larga evolución que hemos esbozado, llegarán a ser enanas blancas; después de esta etapa perderán la última energía y pasarán a ser, definitivamente, astros sin luz, en resuelta e irreparable agonía.

Como nuestro Sol es una estrella, se supone que también recorrerá la misma senda que las demás; deberá pasar pues, inevitablemente, por el estado de enana blanca, lo que podrá suceder dentro de algunos miles de millones de años. En esa época nuestro Sol presentará un aspecto, poco más o menos, como el que hoy nos ofrece Júpiter. Pero a pesar de la considerable disminución de tamaño, que significará una gran disminución de luminosidad, el Sol seguirá siendo bastante brillante, de modo tal que nos brindará mil veces más luz que la que actualmente nos envía la Luna llena. En cuanto a la Luna misma llegará a ser invisible, pues la poca luz que recibirá del Sol moribundo, será insuficiente para ser captada desde la Tierra.

La temperatura sobre la superficie de nuestro planeta descenderá a unos 200 grados centígrados bajo cero y, como consecuencia, la vida, tal como la conocemos en sus formas actuales, no podrá subsistir bajo tan rigurosas condiciones climáticas.