Algunos instrumentos maravillosos que ayudan a los hombres a ensanchar sus conocimientos


Un siglo antes nadie podía imaginar que se lograra mayor progreso que la construcción de telescopios y cámaras fotográficas más eficaces, con la finalidad de descubrir más objetos celestes. Nadie se figuraba que hubiera manera alguna de conocer de qué están constituidas las estrellas y qué clase de procesos se desarrollan en su interior. Hasta un ilustre pensador de ese tiempo afirmó, categóricamente, que jamás llegaríamos a saber de qué elementos están formadas las estrellas. Y sin embargo, en nuestras días, somos capaces de saber con mayor certeza la composición de las estrellas que la del interior de nuestro planeta.

Un nuevo instrumento vino en auxilio de la Astronomía, e hizo posible aquello que se consideraba fuera del alcance del hombre. Ese aparato, que no consiste en un perfeccionamiento de los sistemas ya conocidos, sino que se basa en nuevos principios diferentes del de la cámara fotográfica y el telescopio, permitió fundar nuevas bases para la Astronomía, ciencia que pudo abarcar así un campo más extenso. Conviene insistir sobre este particular, porque encierra una enseñanza aplicable a todas las ramas del saber humano. Todo conocimiento se funda en el uso de métodos e instrumentos; éstos tienen su eficacia, pero también su límite; y por lo tanto, es difícil que permitan desarrollar una nueva etapa en la historia de una ciencia hasta que una de ellas emplee un nuevo instrumento o se aplique un nuevo método. Vemos así cómo la invención del telescopio y del microscopio, que no son sino combinaciones de lentes, han marcado grandes épocas en la historia del saber humano. El espectroscopio, que es el instrumento al que nos referimos, vino a multiplicar la posibilidad de investigación científica del hombre.