"Lo que os he relatado no es siquiera la mitad de lo que yo he visto"


El viaje de regreso, realizado por una ruta distinta a la anterior, fue largo y erizado de dificultades. Finalmente, vencidos todos los obstáculos que se les presentaron, los viajeros hicieron su entrada en la ciudad de Venecia, su patria, en el año 1295.

Al poco tiempo de su llegada estalló un conflicto bélico entre Venecia y Génova. Marco Polo empleó parte de sus riquezas en armar una galera para combatir a los genoveses, galera de la que tomó el mando y en la que fue hecho prisionero durante la batalla trabada en el golfo de Laias, en 1296. En la prisión dictó su extraordinario libro, y cuando, por fin, salió en libertad contrajo enlace con una hermosa dama de la mejor sociedad veneciana.

Su vejez transcurrió tranquila en la ciudad natal, rodeado de la estima, el respeto y la admiración de sus conciudadanos. A los setenta años, ya en lecho de muerte, Marco Polo fue requerido, por la salvación de su alma, para que se retractara de las «falsedades que hay en su libro». El veneciano tuvo aún palabras que revelan la fortaleza de su espíritu: «Lo que os he relatado no es siquiera la mitad de lo que yo he visto.»

Marco Polo, héroe de tan fantástica y fecunda aventura, murió en el año 1324, en Venecia, la cual conserva los restos de la casa donde nació quien luego sería uno de los ciudadanos que con mejores títulos contribuyeron a su celebridad.