SUBLIME EJEMPLO DE LEALTAD


Alonso Pérez de Guzmán, llamado el Bueno, encargado por el rey de la defensa de Tarifa, plaza sitiada por los moros que, a pesar de repetidos ataques no habían podido tomarla, fue sometido a durísima prueba. El infante don Juan, que cometió la bajeza de unirse a los moros, concibió la idea de apoderarse del hijo de Guzmán. Esperaba, de esta manera, rendir al padre.

Presentáronse los moros al pie de las murallas, precedidos de don Juan, que conducía al hijo del bravo capitán castellano. Hicieron a éste la proposición de que se rindiera y entregara la plaza, amenazándole con matar a su hijo si rehusaba. Guzmán el Bueno dijo que no se rendía, ni entregaba su gente, ni traicionaba a su rey; preguntó si realmente cometerían la crueldad, propia sólo de las fieras, de matar a su inocente hijo, y le dijeron que irremisiblemente lo harían así. Entonces Guzmán, echando mano al cinto sacó su propio puñal, y les dijo: “Todo lo sacrificaré por mi patria y por mi honor, que es también el de mi hijo; y si ha de morir él a manos de enemigos y bajo el puñal de villanos, matadlo al menos con el que no está manchado por el deshonor”; y diciendo así les tiró el puñal desde lo alto de las murallas.


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